El barco, de 30 metros de eslora, se encontraba a 73 millas de Libia cuando ocurrió la tragedia. Algo no marchaba bien, y a medianoche los ocupantes pidieron socorro a un barco mercante portugués que navegaba en las proximidades.
Cuando este se acercó para ayudar, todo apunta a que la desesperación de los más de 700 pasajeros que viajaban hacinados en el barco les hizo precipitarse a todos hacia el mismo lado de la embarcación, lo que provocó que volcaran.
Tan solo pudieron ser rescatadas 28 personas y 24 cadáveres, aunque todavía se busca por la zona más desaparecidos.
Tras la tragedia, se ha acordado celebrar una reunión de ministros Exteriores e Interiores de los países europeos para tratar de llevar a cabo medidas para solventar este tipo de situaciones.
Este naufragio se ha convertido en el más trágico que jamás ha ocurrido en el Mediterráneo. Solo en esta semana, el mar se ha engullido a más de un millar de inmigrantes intentando alcanzar las costas Europeas y las promesas de una vida mejor.
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